El transporte escolar, aunque pueda parecer un mero trámite o un simple medio para desplazarse hasta el lugar de estudios de nuestros hijos, es mucho más que eso.
El autobús del cole es un punto de reunión, una zona más en la cual los niños pueden socializar y hacer amigos. Además, el tiempo que los escolares pasan en el autobús no es nada desdeñable. Aproximadamente puede casi una hora diaria dentro del vehículo, media hora en la ida y otra media hora en la vuelta (aunque esto variará según la proximidad de la parada con el centro de estudios, claro está).
Las conversaciones de la mañana vienen acompañadas de saludos, buenos días y preguntas sobre las clases. Los pequeños pueden intercambiar conocimientos y preguntar sus dudas sobre los deberes del día anterior. Muchas grandes amistades, de las que duran para toda la vida, se forjan eligiendo asientos en el autobús de la mañana. Los niños que asisten a un colegio internacional multilingüe en Madrid también pueden aprovechar para practicar idiomas.
A la vuelta, el ambiente es todavía más distendido. Es el momento de descansar después de varias horas de clase, ya ha desaparecido el sueño de la primera hora de la mañana y los niños pueden conversar sobre cómo van a planificar su tarde, si tienen deberes pendientes, si van a ir a alguna clase extraescolar o si van a quedar para jugar juntos.
Desde el Colegio Europeo de Madrid creemos que el transporte escolar también es un lugar donde se puede aprender mucho de civismo y seguridad vial. Por supuesto es muy importante que los padres se aseguren de que las empresas que gestionan estos autobuses cumplen con todas las normas de seguridad, tanto a nivel mecánico (vehículos que hayan pasado todas las revisiones técnicas, acabados confortables y seguros) como humano (conductores profesionales de trayectoria intachable).Pero los niños también deben aprender a comportarse, por ejemplo no levantándose de su asiento para ir a hablar con los amigos sentados en otro lugar, no olvidarse nunca del cinturón de seguridad o no armar un gran jaleo que pueda distraer al conductor o molestar a otros niños.
En los viajes largos como las excursiones de colegio, el transporte escolar se vuelve aún más divertido. Los niños van a disfrutar de actividades educativas fuera de su centro de estudios habitual, pueden aprender mucho y también suelen encontrarse con paisajes totalmente desconocidos para ellos a través de las ventanas del autobús. Estos largos viajes son muy buenos para que alumnos y profesores puedan estrechar lazos y para que comprendan aún mejor que el profesor además de su educador puede ser su amigo y mentor, no una persona que simplemente evalúa conocimientos y reprime conductas inadecuadas. Para amenizar estos viajes se pueden realizar muchos juegos de palabras para que participe toda la clase, incluso las tradicionales canciones participativas pueden animar mucho el viaje.